Las terrazas han venido para quedarse, pero llega el invierno y los establecimientos hosteleros se enfrentan al reto de aprovechar sus ventajas y proteger a sus clientes de las inclemencias meteorológicas. Una cristalera o cerramiento acristalado de calidad puede ser la solución.

Tener un negocio es toda una aventura, ahora más que nunca. Los tiempos evolucionan y con él los gustos y necesidades de la clientela, ya se trate de un bar, una cafetería, un restaurante o un hotel. En ocasiones aparecen factores externos que obligan a adaptarse rápidamente y modificar incluso la infraestructura, como es el caso de la pandemia que estamos viviendo. La necesidad de convertir el establecimiento en un lugar seguro es lo que ha llevado a numerosos hosteleros a instalar cristaleras en los últimos meses. 

Profesionalhoreca, cristalera, puerta acristalada

Si bien las medidas e indicaciones sanitarias cambian continuamente, hay algo que parece claro, y es que las terrazas siguen siendo el lugar predilecto de la mayoría de la gente. En algunos lugares por obligación, y en otros porque se sienten más seguros que en el interior. La cuestión ahora es cómo aprovechar las ventajas de la terraza con la llegada del mal tiempo y la lluvia en muchas zonas. La solución puede ser una cristalera o cerramiento acristalado de calidad, como las que ofrece Cristalería Aluspai

Contar con una cristalera en invierno conseguirá que las personas lleguen al local a pesar del frío, y al mismo tiempo puedan disfrutar de ver el exterior. Si la cafetería o restaurante está situado en un lugar con buenas vistas, como por ejemplo una playa, esto será una de las principales ventajas. Y es que más allá del coronavirus, una buena cristalera ofrece beneficios para el negocio, ya que lo abre directamente al exterior.

Algunos hosteleros optan por entoldados con calefacción cuando la terraza es clave en su negocio. Aunque esta opción también atrae a una considerable clientela porque reduce el frío, no evita problemas como la lluvia y el viento. Además, a la larga resulta mucho más costoso, por no hablar de las consecuencias negativas que tiene para el medio ambiente. De hecho, todo parece apuntar a que pronto se prohibirán este tipo de aparatos por ese motivo: en ciudades como Rennes, en Francia, ya está prohibido utilizarlas en terrazas.

Por todo eso, puede compensar más instalar una cristalera de calidad, resistente a las inclemencias del clima. Por otra parte, este tipo de estructuras aportan luz y elegancia al local, y permiten admirar las vistas desde un lugar protegido. 

Si no se desea acristalar totalmente la terraza o no preocupa el mal tiempo, es posible optar por un punto intermedio, como los cerramientos acristalados, que permiten perimetrar la terraza pero sin tener un techo. ¿Las ventajas? Protección contra el viento y los animales, y la generación de una sensación de intimidad y exclusividad.