Este restaurante zaragozano se ha posicionado como uno de los referentes de la nueva cocina aragonesa con su propuesta creativa, elegante y con un toque irreverente. Con un solo menú degustación que cambia constantemente, Franchesko Vera y Flor García ofrecen una experiencia gastronómica única.

La joven pareja de cocineros Franchesko Vera y Flor García son el alma de Gamberro, un pequeño restaurante de Zaragoza (Bolonia, 26) que ya cuenta con un sol Repsol y está recomendado en la Guía Michelín.

Profesional Horeca, Franchesko Vera y Flor García, chef y jefe de sala del restaurante Gamberro
Franchesko Vera y Flor García

En 2015 decidieron abrir Gamberro en un pequeño local de barrio. El éxito fue tal que al año se trasladaron a un espacio mayor. Fue una época de trabajo intenso, en el que fueron canalizando y concretando el estilo de su cocina, muy explosiva y mucho más extrema en los inicios, y que poco a poco fue adquiriendo un sentido propio.

En 2027, Flor pasó de los fogones a la sala. Como explica el propio Franchesko, «fue la mejor decisión que pudimos tomar. Ella tiene un excelente don de gentes, y como conoce el proyecto desde su gestación, es la persona idónea para transmitirlo. Mi hábitat es la cocina por mi extrema timidez. Además, Flor se ha imbuido de lleno en la sumillería y ha demostrado tener mucho talento con los vinos».

Gamberro siguió creciendo, y en 2019 entró en
la Guía Michelin como restaurante seleccionado. Tras varios parones (un hijo, la pandemia…) volvieron la Guia Roja y consiguieron un sol Repsol.

Un menú de 17 pases de Aragón al mundo

Con una personal propuesta creativa, Gamberro aúna irreverencia, elegancia e imaginación a partir de una selecta despensa surtida por proveedores locales, nacionales y extranjeros para conquistar los paladares más exigentes.

ProfesionalHoreca- platos clásicos del restaurante Gamberro
Clásicos de Gamberro

La esencia culinaria de Gamberro se articula en torno a tres ejes: producto, la técnica y el concepto. «Buscamos explotar estos principios de una manera actual, pero sin olvidar el origen de cada cosa. Rompemos las reglas para así llegar al sabor, al detalle, a la esencia», señala Franchesko. «Fusionamos producto local e internacional y buscamos sorprender al comensal alternando platos muy sutiles con otros muy cañeros. Queremos viajar, con el paladar, de Aragón al mundo«

Gamberro ofrece, previa reserva, un único menú de 17 pases, cerrado y a ciegas (respetando las intolerancias, alergias y peculiaridades del comensal). Dos horas y media de experiencia gastronómica con una particularidad, marca de la casa: el servicio empieza para todos los comensales a la vez

Los platos cambian constantemente, en función de la temporada, el mercado y la inspiración de los chefs.

ProfesionalHoreca- plato de esparraguines del restaurante Gamberro
Esparraguines a la brasa

Entre los imprescindibles, platos que no pueden faltar como la ‘oliva’ de mejillones en escabeche, un trampantojo en forma de aceituna que se sirve en la palma de la mano del comensal; la croqueta de gambas estilo thai, con leche de coco y una emulsión de miso azul, o la pizza de aire, un un panipuri sufleado. Estos platos conviven con un sinfín de propuestas con toque aragonés (como el Guardia Civil 2.0, una versión del popular bocadillo maño) y otras efímeras de temporada.

Una bodega variada

En lo que respecta a la carta de vinos, en Gamberro se manejan 200 referencias con etiquetas de España y de todo el mundo, con espacio para grandes casas y otros proyectos minoritarios, más independientes. Atención a la amplia oferta de vinos por copas, patrios y extranjeros, a precios razonables.

Esta misma filosofía se emplea en los vinos por botellas: no faltan las DD OO más conocidas (por supuesto, mucho Somontano, Cariñena y Borja), ni etiquetas de otros territorios menos conocidos, como Ribera del Jiloca o Valdejalón.

Destaca la oferta de Champagnes y la variedad de tintos y blancos, con vinos del Nuevo Mundo y de otros puntos menos conocidos, como el Valle de la Becá, en Líbano.

Un espacio con personalidad

La personalidad de Gamberro también se refleja en su local, acondicionado prácticamente en su totalidad por la pareja. En una superficie de 180 m2 dispone dos salas (una de ellas, en altura, puede funcionar como un privado para un máximo de diez personas) para un máximo de 20 comensales.

ProfesionalHoreca- interior del restaurante Gamberro
Un interiorismo vanguardista

La decoración, de inspiración urbana, también tiene el sello
personal de la pareja. Además de grafitis, tablas de skate y una curiosa nube de leds, destaca un enorme rótulo gigante y un curioso cuadro con Dalí comiendo pasta. Y por todas partes, calaveras (una enorme, pintada, preside la persiana metálica del cierre) y, sobre todo, patitos. regalados por amigos y clientes, de todas partes del mundo.

Al arrancar el servicio a la misma hora, la cocina se sincroniza a la perfección con la sala. Por la noche, las cenas arrancan a las 20:45 para que los trabajadores acaban su turno a las 23.30: la conciliación es importante. Y solo se abre de jueves a domingo.

«Somos conscientes de que nuestro formato es peculiar y puede no gustar a todo el mundo, pero es el que nos permite trabajar con el mejor resultado en cocina y servicio y ofrecer un horario fijo y estable. Lo que empezó como un gran problema, en plena pandemia, nos permite hoy ser el gran equipo que somos», explican los propietarios.

Con casi diez años de trayectoria, Gamberro mantiene una excepcional acogida del público de su ciudad, Zaragoza, y cuenta cada vez con más turistas, nacionales y extranjeros, atraídos por su rompedor menú degustación.

«Para nosotros es un orgullo contribuir al turismo de Zaragoza, y también a poner en el mapa gastronómico la nueva cocina aragonesa«, señalan Franchesko Vera y Flor García.