Este hotel modular, ubicado en plena Serranía de Cuenca, ha sido reconocido por su innovadora arquitectura y su perfecta integración en el entorno natural. Se trata de un complejo con 16 construcciones de pequeño tamaño, distribuidas para minimizar el impacto visual y aprovechar las vistas panorámicas del río Júcar.

El promotor del hotel Paisaje de Mariana (Alojamientos de Turismo Rural Dehesa Boyal) en Mariana, Cuenca, obra de G+A Arquitectura, es Ecoresort Dehesa Boyal SL. Detrás está el empresario Ricardo de Marco (Grupo Prhomarco), que se dedica a la construcción de prefabricados de hormigón

«En este caso, excepcional, el cliente no solo nos ha permitido ejecutar un proyecto singular, sino que ha aportado ideas interesantes», explica Eduardo Herrero, uno de los arquitectos.

ProfesionalHoreca- Hotel Paisaje de Mariana

El proyecto del complejo Pachán Dehesa Boyal se halla en un espacio natural de indudable belleza, como es la Dehesa del Boyal, en plena Serranía de Cuenca. G+A Arquitectura ha cuidado cada detalle para que la acción arquitectónica sea sutil.

Así, el complejo integra en la naturaleza 16 módulos de pequeño tamaño (12 alojamientos y cuatro edificios de uso comunitario), realizados con materiales que se mimetizan con el entorno: madera, hormigón y piedra.

Los módulos de este alojamiento rural de cuatro estrellas, con todas las comodidades, son de dos tipos: estándar de 50 m² y de tipología ampliada, con 56 m². La superficie total construida es de 872, 63 m². Todos ellos son rectangulares, puesto que, según explica el arquitecto, «las formas cognoscibles, como rectángulos o esferas, funcionan mejor en la naturaleza». No hay apenas transformación de la orografía. Las construcciones aprovechan las pendientes, y, simplemente, se apoyan sobre el terreno.

ProfesionalHoreca- El Hotel Paisaje de Mariana, 'Alojamientos de Turismo Rural Dehesa Boyal' en Mariana, Cuenca

Todos los módulos están separados del suelo, ‘flotando’, sin tocar el terreno. «En este proyecto, el lugar en el que se emplaza importa mucho», explica Herrero. «Los elementos están dispuestos para que no interrumpan la contemplación del paisaje y generen la sensación de estar en medio del campo, en plena naturaleza, pero con las comodidades de un hotel de cuatro estrellas«.

Las habitaciones son módulos de 30 y 38 m2, con terraza privada de 10 m2, y vistas panorámicas: un refugio de tranquilidad donde el huésped encontrará paz y serenidad en cada rincón.

Todas tienen vistas hacia el Júcar. El gran ventanal de cada una de ellas es una enorme pantalla hacia el paisaje de la arboleda del río. Uno de los elementos singulares de cada módulo es la terraza: un anillo de hormigón de 14 toneladas. «Es la firma del promotor», explica Herrero. El resto es acero, paneles de sandwich con aislamiento y un recubrimiento exterior de madera natural. Todo ello contribuye, con una arquitectura más liviana, a generar un espacio interior agradable.

El complejo cuenta además con una sala de usos múltiples, como por ejemplo sala de conferencias, y tres módulos más de uso comunitario a la entrada.

Con todo ello, el complejo se está convirtiendo en un referente para las actividades relacionadas con el medio ambiente en la comarca, pero también en un refugio donde escapar de la rutina diaria que se sirve del mejor recurso disponible: el paisaje, al que trata con el máximo respecto y cuidado, como una parte esencial de su diseño. «La arquitectura puede mejorar cualquier paisaje. En este caso lo mejora, no estropeándolo en absoluto. Se integra gracias a elementos pequeños y disgregados», concluye Herrero.

Un proyecto galardonado en los Premios de Arquitectura y Urbanismo del COACM

Los Alojamientos de Turismo Rural Dehesa Boyal se llevaron el premio en la Categoría 1: ‘Obra Nueva Otros Usos’ en la segunda edición de los Premios de Arquitectura y Urbanismo del COACM, ex aequo con otros dos proyectos.

El fallo del jurado definía con precisión la naturaleza y ejecución del proyecto: «la disgregación del programa integra el paisaje, utilizando un lenguaje contemporáneo».

Eduardo Herrero puso en valor los premios. «Parece que Castilla-La Mancha se queda atrás de todo. Estos premios, y la calidad de la arquitectura que han distinguido, demuestran que no siempre es así», afirmó. «En Hotel Paisaje de Mariana hemos tenido la fortuna de que un cliente particular, con prespuesto, nos haya permitido desarrollar una obra abstracta, dejándonos trabajar».