Beata Pasta, el exitoso concepto de cocina italiana del empresario Ciro Cristiano en Madrid, ha abierto su tercer local en la capital en plena Gran Vía, con una propuesta gastronómica renovada y un espectacular interiorismo galáctico que es obra del estudio de Alejandra Pombo.
Beata Pasta, cadena especializada en pasta fresca del Grupo Baldoria, ha abierto un nuevo restaurante en el número 22 de la Gran Vía Madrileña: Beata Pasta Gran Vía, un singular universo donde se unen gastronomía italiana y un viaje espacial.
Se trata del tercer local de la marca y el más grande, con 300 metros cuadrados repartidos en dos plantas, y que recrea una atmósfera muy singular: una galaxia donde la luna, las estrellas y la exploración espacial protagonizan todo viaje culinario.

Beata Pasta Gran Vía cuenta con el ADN de la marca, pero tiene un carácter propio: ofrece una experiencia culinaria y sensorial diferente a la de sus otros locales hermanos, gracias a su decoración y a su propuesta gastronómica.
De este modo Baldoria Group (el grupo de restauración liderado por el empresario napolitano Ciro Cristiano, que engloba las marcas Beata Pasta y Baldoria) crea concepto único en la capital: un restaurante monoproducto donde se unen el diseño y la auténtica gastronomía italiana.
Beata Pasta Gran Vía, una trattoria 2.0
Si algo caracteriza a Beata Pasta Gran Vía es que es un restaurante italiano 100%, pero que se aleja de cualquier cliché para dar paso a la trattoria 2.0, en la que para dejar claro su seña de identidad no hacen falta los manteles de cuadros de antaño o estanterías de madera con botes de harina; «la autenticidad es más que eso», explican sus creadores. Es un local que demuestra que la tradición no está reñida con los gustos actuales «y con alcanzar nuevas esferas».

Desde que el comensal se asoma a su cristalera descubre un nuevo universo donde la harina, el huevo y los sabores italianos conforman «una nueva galaxia«. Una vez más la materia prima vuelve a marcar la diferencia: ingredientes italianos como el tomate San Marzano, la trufa de los Abruzos, la stracciatella de Puglia, la nduja de Calabria o el limón de Amalfi, junto con la versión más actual de las recetas de toda la vida, son el sello indiscutible de la casa.
El resultado es una propuesta gastronómica casera, de calidad y hecha al momento con una base de cocina tradicional, pero con un toque fresco y joven y donde la despensa le otorga el auténtico italiano.
Además, Beata Pasta Gran Vía también cede protagonismo en su cocina al producto de temporada, por lo que cuenta con una carta viva, vinculada a la estacionalidad y hecha por completo en casa (salvo el pan, que es de Panadariø).
Un espectacular interiorismo en azul y plata
La constructora 4Retail, experta en espacios retail, oficinas y hoteles, ha construido este tercer local de Beata Pasta en un plazo de 5 meses, en el que el estudio de interiorismo de Alejandra Pombo ha podido hacer gala de su enorme creatividad y sumar espectacularidad al espacio, creando un sorprendente ambiente de nave espacial, pero sin olvidar las constantes alusiones al mundo de la pasta italiana.
Además de su característico escaparate a la calle desde donde ver el obrador de la casa y la cocina vista, algo típico de esta enseña, al visitante le recibe el rincón de la nonna con sus recetas, que invitan a iniciar un viaje en el tiempo y en el espacio.

A partir de aquí Beata Pasta Gran Vía escribe otra historia. El azul más profundo y el plateado son los colores que inundan el local, para elevar el concepto de la pasta fresca a otra dimensión. El estudiado proyecto de iluminación genera todo un espectáculo.
Con un aforo para 115 comensales y dos plantas, nada más entrar, el local cuenta con una primera zona donde se ve una gran mesa alta para una decena de comensales, perfecta para compartir y con los clásicos azulejos pintados, y frente a ella la zona más característica de Beata, mesas bajas con un gran mural donde queda clara la intención de que ‘todos los caminos llevan a Beata’.

Tras esto, el comensal viaja por un túnel del tiempo en el que es posible disfrutar en la mesa de la pasta fresca más actual acompañada de azules intensos y plateados vibrantes, formas redondeadas, neones que recuerdan las formas de los spaghetti, ilustraciones de astronautas, planetas y naves espaciales realizadas artesanalmente, espejos y frases míticas del astrónomo italiano Galileo Galilei, que constituyen un guiño a lo conseguido por el chef Ciro Cristiano y su compañía, Baldoria Group en sus años de historia.
Por último, la nave espacial llega a la meta, cuando por fin se puede literalmente ‘tocar’ la Luna (hay una reproducción en el techo).

Unas escaleras conducen a la planta baja, donde hay otra sala para una treintena de comensales que puede concebirse como un espacio multifuncional, con posibilidad de convertirse en un reservado; un lugar en el que sentirse como dentro de la nave espacial, con ventanales que recrean distintos momentos gastronómicos, astronómicos y aeroespaciales.
Pizza y pasta fresca
En este entorno único Simone Attolini, chef ejecutivo y mano derecha del grupo, y Anthony Vitale, jefe de cocina de Beata, han diseñado la propuesta gastronómica de Beata Gran Vía, que cuenta con una novedad: la pizza al padellino, especialmente pensada para compartir, con una fermentación de la masa de 72 horas y una doble cocción que asegura su carácter crujiente y ligero.
La carta de Beata Pasta Gran Vía incluye también antipasti, pero sin duda la pasta fresca es la estrella de la carta: se elabora a diario en el obrador y que se puede solicitar sin gluten.

En cuanto a bebidas, Beata Pasta Gran Vía propone cuatro cócteles: spritz clásico y su versión ‘Amalfi Spritz’; limonada casera, y una particular sangría, con un toque de Cointreau. Además de cerveza, también ofrece seis referencias de vinos italianos, cada uno de ellos elegido por el sumiller del grupo (Manuel Sorana) y acorde a la propuesta de pasta, que se ofrecen por copas y por botellas.