Un valle escondido en las inmediaciones del pueblo pesquero de Bermeo, en Vizcaya, alberga este pequeño y selecto hotel rural de ocho habitaciones donde el mundo parece haberse detenido. El alojamiento guarda a su vez un secreto: un restaurante de cocina de autor, Rola, que reivindica el excelente producto local y los ecosistemas del territorio.
Declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco en 1984, el estuario de Urdaibai es un área natural formada en la desembocadura del río Oca, en la comarca vizcaína de Busturialdea. Se extiende a lo largo de más de 22.000 hectáreas que conectan el interior montañoso con la costa cantábrica, con un paisaje de singular variedad y belleza y gran riqueza ecológica.

A Urdaibai pertenece el barrio rural de Artike (Bemeo), oculto en las faldas del monte Sollube, donde se haya el caserío Nafarrola Erdikoa, hoy convertido en hotel rural con encanto, y declarado mejor hotel boutique de España en los Premios Travellers’ Choice de TripAdvisor. Le rodea un paraje idílico, de un verde intenso, donde el Cantábrico se divisa a lo lejos y reina el silencio.
El hotel Nafarrola es la apuesta personal de Josu Goikoetxea, ingeniero bermeano, que tenía muy claro el potencial del entorno y la idea de hotelería arraigada al territorio que quería desarrollar. Desde su apertura, hace cuatro años, cuida de cada detalle de la experiencia del huésped y ejerce no sólo de director del alojamiento, sino de embajador de la comarca de Urdaibai y de Vizcaya.

Para lograr las estancias amplias y luminosas de las que presume el hotel, al caserío original se le añadió una extensión con fachada de estilo nórdico que es la que recibe al huésped al acceder a la propiedad. El interior muestra espacios amplios, serenos, limpios, atravesados por la luz, donde la piedra original del caserío convive con la madera y con una paleta neutra de colores que transmite calma.
Cada una de las ocho habitaciones de Hotel Nafarrola ha sido concebida como un refugio, con estufa de leña, terraza y bañera de hidromasaje, y vistas que se abren al mar, a los viñedos de txakoli o a las laderas boscosas que rodean la finca. Cómodas camas king size en blanco impoluto garantizan el perfecto descanso y contrastan con la calidez de la madera y la piedra. La calidad se aprecia en los detalles y complementos, cuidadosamente elegidos.

Rola, el restaurante de cocina autor
A los dos años de la apertura del hotel se abrió Rola, su restaurante, para el que Josu reclutó a su hermano menor, Gaizka Goikoetxea. Cocinero autodidacta, comenzó en la hostelería a los 22 años, donde fue aprendiendo a enredar entre fogones. Fue, sin embargo, una estadía decisiva en Zuberoa, a las órdenes del añorado Hilario Arbelaitz, la que le abrió la mente y le descubrió el mundo de la alta cocina. «Me estalló literalmente la cabeza», explica este joven chef, que muestra en sus creaciones técnica, delicadeza y pasión por el producto.

Hoy el restaurante Rola está abierto a huéspedes y al público en general, aunque para este último sólo se sirven comidas, bajo reserva, de jueves a domingo; el servicio de cenas está reservado exclusivamente a los huéspedes alojados, que los lunes pueden disfrutar de una cena especial de sidrería
En las comidas, el protagonista es un único menú degustación que lleva el nombre de ‘Ecosistemas de Urdaibai’; un viaje a través de los diferentes paisajes que dan forma a este entorno natural declarado Reserva de la Biosfera. Cada plato parte de un paisaje concreto (el mar, el bosque, la montaña, el huerto, el río, la costa o el estuario) que el chef interpreta a través del producto, la técnica y la memoria, y que en sala se explica en detalle al comensal: toda la experiencia en sí forma parte de un relato, el del territorio.

Ingredientes y platos van variando en cada temporada. La buena mano de Gaizka brilla en composiciones como el sutil y refrescante tomate de Nafarrola en texturas; la delicada ostra asada con crema de crustáceos y emulsión de hinojo, toda una delicia, o el perfecto punto del pichón asado, sólo por poner un ejemplo.
El restaurante se abastece casi en su totalidad de productores de proximidad, del propio Bermeo o de otros puntos de Vizcaya, a los que se suman pequeños productores del resto del País Vasco y de Navarra: todos y cada uno de ellos están cuidadosamente referenciados en una carta que se entrega al comensal.
Homenaje al txakoli de Vizcaya
La experiencia gastronómica de Nafarrola no se entiende sin su bodega. El txakoli de Vizcaya (D.O. Bizkaiko Txakolina) ocupa aquí un lugar central, con más de treinta referencias cuidadosamente escogidas de todas las comarcas de la provincia, mostrando la increíble (y desconocida) diversidad de uvas, zonas, estilos y métodos de elaboración de este vino cantábrico.
De hecho, el viaje de degustación por los ‘Ecosistemas de Urdaibai’ comienza con una introducción al txakoli a cargo de Josu, en la que recorre su historia, su origen, su vínculo con el paisaje y las particularidades que lo hacen único.

Inicialmente no estaba planeada ofrecer tamaña variedad de txakolis vizcaínos, «pero fueron los propios clientes los que lo han hecho posible, mostrando gran interés y dispuestos a probarlos todos», explica Josu. Profundo conocedor de este vino y de su arraigo en la comarca, ha plantado junto a su hermano un pequeño viñedo de 1,5 hectáreas en los aledaños del caserío.
Además de txakolis vizcaínos, la bodega de Rola está bien surtida con más de 200 referencias que incluyen elaboraciones ecológicas, producciones limitadas, añadas antiguas y etiquetas difíciles de encontrar.

Diversidad de experiencias
Escondido en las profundidades de un valle frondoso, pero al mismo tiempo muy próximo a Bilbao y a su aeropuerto, el hotel Nafarrola invita a quedarse, a disfrutar de la estancia y a no salir. No obstante, también es un perfecto punto de partida para descubrir Urdaibai y toda Vizcaya. O para disfrutar de una serie de experiencias inolvidables, como un masaje privado en el bosque, un picnic o rutas en bicicleta eléctrica o en kayak.
Desde el hotel también se organizan visitas a conserveras de Bermeo que elaboran anchoas en salazón, a caseríos tradicionales donde se crían animales ecológicos o se producen quesos, y al taller de cerámica de Vicente Alcaide, responsable de la vajilla del restaurante. Otras opciones son las visitas privadas al Guggenheim, actuaciones musicales vascas o catas de txakoli, copa en mano, observando el paisaje. Todo un regalo…