El restaurante madrileño desembarca en plena Milla de Oro de Marbella, donde repite su exitosa fórmula ‘We farm’, del campo a la mesa. Roostiq Marbella cuenta con un cuidado interiorismo y sigue la filosofía de su local hermano en Madrid.

Roostiq repite en la Costa del Sol su fórmula del éxito en Madrid: torreznos maridados con champán, pizzas de fermentación lenta combinadas con borgoñas y propuestas elaboradas en las brasas, como su famoso pollo ecológico.

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Uno de los platos estrella de Roostiq: torreznos maridados con champán, ahora también en Marbella

La nueva sucursal marbellí se encuentra en plena Milla de Oro de la localidad malagueña y cuenta con un cuidado interiorismo cuidado, un servicio de calidad y un ambiente desenfadado con un ticket medio correcto.

El nuevo restaurante Roostiq Marbella dispone de barra, salón, terraza y reservado para disfrutar de su carta, a la que también se han incorporado mariscos y pescados para hacer a la brasa. No obstante, mantiene la filosofía del local de Madrid, donde el cartel de «completo» es una constante.

Torreznos, pizza y horno de leña

El horno de leña, la parrilla y el producto de calidad son la base de la propuesta del concepto Roostiq. De esta forma, se pueden degustar unos pimientos confitados, unas alcachofas a la brasa, unos puerros o una de sus pizzas de fermentación lenta y, de la misma forma, un buen chuletón o uno de sus pollos ecológicos. El producto apenas se toca, solo pasa por el fuego para extraer sabores y conseguir texturas. Para maridar estas propuestas, el restaurante cuenta con una bien surtida bodega con 500 referencias entre champanes, borgoñas y vinos nacionales e internacionales.

Sin embargo, los platos estrella de Roostiq y que han convertido en visita obligatoria al restaurante madrileño madrileña son los torreznos maridados con cava y las pizzas de fermentación lenta. En el caso concreto de las pizzas, se elaboras con una receta propia perfeccionada con los años por el propio Zoilo Álvarez, alma mater de este concepto gastronómico, en la que la masa llega a fermentar en frío durante 72 horas.

En un ambiente distendido (‘todo el que viene al restaurante tiene que comer muy bien y divertirse’, afirman sus creadores), la filosofía de Roostiq desde sus inicios es ‘We farm!’, del campo a la mesa, ya que su despensa se abastece de sus propias granjas, en las que producen las verduras, embutidos y pollos que después sirven en el restaurante.

Roostiq no es una pizzería ni un restaurante al uso; recuerda en algunas cosas a una taberna vasca y en otras a un restaurante donde se unen lo gastronómico, el buen vino y la gente guapa.