Este exquisito hotel boutique ubicado en la localidad guipuzcoana de Zarautz ocupa una antigua villa con vistas al Cantábrico y el máximo confort en sus 13 habitaciones, además de la oferta gastronómica del recuperado restaurante Aiten Etxe.
El hotel ocupa una antigua villa de 1944 ubicada en el extremo occidental de la playa de Zarautz, que ha reabierto sus puertas convertida en un acogedor alojamiento de cuatro estrellas.
Su nombre, Ur Bare (“aguas tranquilas” en euskera) hace referencia a la atmósfera minimalista y llena de calma del espacio, que mira a las aguas agitadas del Cantábrico. El hotel nace de la ilusión de un matrimonio de hosteleros, Juan Ramón Goikoetxea y Laura Azpiroz, por crear una propuesta singular, que ponga en valor la arquitectura local, la cultura gastronómica y enológica de la zona, así como el arte del país vasco.
Situado en un enclave privilegiado, este hotel boutique de singular valor arquitectónico nace del proyecto de recuperación de la villa de tres plantas realizado por la arquitecta Beatriz Bergasa, mientras que el interiorismo es obra de la colaboración de tres estudios: Trenchs Studio, Anna Torndelacreu y Crūde.
El hotel Ur Bare cuenta con 13 habitaciones, todas diferentes y con vistas al mar o al jardín. El mar y el paisaje entra en el edificio a través de enormes ventanales, muchos de los cuales pueden abrirse a través de cristales correderos verticales.
En cuanto a las instalaciones, el hotel cuenta con una piscina climatizada en la azotea con vistas a la playa, una bodega y sauna en el semisótano, además de sala de reuniones y gimnasio en las tres plantas intermedias, y varias terrazas exteriores.
El interiorismo de Ur Bare
Con la premisa de conseguir que el cliente se sienta como en casa, el proyecto de interiorismo se ha trabajado con el uso de materiales nobles y tradicionales para conseguir un efecto de calidez y confort en todas las estancias.
A ello contribuye, por ejemplo, el estuco de cal en tono beige que se ve en todo el establecimiento, que se combina con suelos de piedra natural en zonas comunes (tanto en exteriores como interiores) y con suelos de tarima de roble natural en las habitaciones.
Como elemento distintivo, destacan los paramentos curvados en las entradas de las habitaciones o en la escalera principal, así como algunos detalles curvados en techos para generar un gesto de acogida que recibe al huésped.
Uno de los hitos del proyecto ha sido el diseño y producción de una gran celosía que recibe al cliente cuando entra al restaurante en planta baja. Este elemento icónico, de 1.500 piezas cerámicas impresas con tecnología 3D, acompaña el pasillo que conecta el restaurante y el bar, al mismo tiempo que tamiza la luz y las vistas de los baños hacia el exterior.
El exterior entra en el hotel
La integración del interior con el exterior permite disfrutar de las panorámicas y la luz natural en todos los espacios. En la mayoría de habitaciones los baños se han compartimentado dejando las duchas en fachada para poder gozar de las vistas. También se han introducido nuevos lucernarios en baños y pasillos, creando dobles espacios con luz natural.
Además, se ha respetado el árbol que cruzaba el antiguo porche, de modo que se ha generado a su alrededor un comedor en planta baja. El pavimento de piezas de terracota manual está dispuesto en círculos concéntricos alrededor del tronco, para potenciar este efecto.
Este gran árbol cruza el vestíbulo del hotel a través de un lucernario en el suelo, para finalmente salir por la nueva cubierta de zinc.
Y en la parte que mira al parque se ha creado un nuevo patio de disfrute para clientes, que potencia la vegetación más frondosa, con un mobiliario de color rojo y madera, un pequeño homenaje a la casa original.
Por último, todas las terrazas se han ajardinado con macetas y plantas autóctonas para integrar el conjunto dentro del entorno y crear un pequeño oasis al lado del mar donde descansar y disfrutar de la buena mesa.
La recuperación del restaurante Aiten Etxe
El nuevo restaurante del hotel toma el nombre del antiguo restaurante Aiten Etxe, un histórico de la gastronomía vasca.
El televisivo cocinero alavés Javier Sierra es ahora encargado de deleitar el paladar de los comensales en el nuevo Aiten Etxe con una cocina vasca actualizada y donde la parrilla y el producto local de primera calidad juegan un papel clave.
Una gran bodega a la vista acompaña esta experiencia con más de 200 referencias de vinos, entre los que destacan los de Rioja. Hay también una bodega en el semisótano, donde se pueden disfrutar de catas y degustaciones en un espacio más íntimo y tenue.