/p>>La sociedad low cost que ha surgido de la crisis económica genera un nuevo tipo de cliente turístico, que se distingue sobre todo por la diversidad. Un nuevo consumidor que tiene muy claro lo que quiere y lo que espera por su dinero, como se vio en las las jornadas profesionales de turismo “El Tren de las Tendencias”, celebradas recientemente en Bilbao.

A este nuevo tipo de turista no lo define su nacionalidad, sino que se caracteriza por otras cosas: sabe lo que espera por su dinero y presume de lo que ahorra en sus compras, no de lo que gasta, exactamente al revés de lo que ocurría hace unos años.
Una interesante radiografía del nuevo viajero que realizó Esther Mascaró, de Hosteltur, en las jornadas “El Tren de las Tendencias”. «Los consumidores de esta nueva sociedad low cost surgida de la crisis tienen algo en común: quieren un buen hotel… barato. Y presumen de gastar poco pero exigir mucho», explicó.
Este nuevo tipo de viajeros son personas exigentes, bien preparadas, que usan las nuevas tecnologías, que valoran su tiempo de ocio, que a menudo forman parte de familias monoparentales… «una diversidad que marca una nueva era en el negocio turístico«, explicó Mascaró.
Todos estos clientes tiene algo en común: por un lado, viajan con sus dispositivos móviles y los usan durante sus viajes. Y por otro, quieren algo muy bueno y a bajo precio. «Este es precisamente el gran reto de la industria turística», señaló la responsable de Hosteltur.
El reto de los nuevos clientes
El turista joven es un segmento que crece siempre, incluso en tiempos de crisis. Los jóvenes son hoy la tercera generación de turistas, pero no la única, porque hay muchos más: los colectivos de otras culturas y religiones, los gays… «¿Podemos atraerlos, servirlos, satisfacer las necesidades de estos nuevos colectivos viajeros? ¿Estamos preparados para atender a los turistas de los nuevos países emergentes? Y sobre todo, ¿cómo hacerlo? se pregunta Mascaró.

Porque hay numerosos segmentos turísticos en auge (el turismo médico, de compras, el alojamiento en casas particulares, el turismo en ferrocarril…) y más allá de los mercados tradicionales: el turismo de lujo o el de low cost; el turismo activo; con mascotas; los singles; las mujeres que viajan solas…
Una diversidad de nuevos clientes, en definitiva, que plantean nuevas paradoras:
– Valoran mucho más el precio, por encima de la marca
– Son infieles por naturaleza
– Exigen calidad, pero no quieren pagar más
– Son receptivos  a intercambiar y compartir servicios turísticos: es el denominado peer to peer o p2p, que supone saltarse los canales tradicionales.
En este contexto, Esther Mascaró lo tienen claro: «el que no se diferencia tiene que competir por precio. La fidelización es hoy, más que nunca, imprescindible: hay que dar rienda suelta a programas imaginativos, venta directa, apps…. Y el fenómeno del p2p está aquí para quedarse, nos guste o no».
España tiene ante sí un gran reto: «estamos en la periferia; el centro de gravedad turística mundial se desplaza a Latinoamérica y Asia. Y hay que hacerse ver«.