/p>>Mey Hofmann, todo un referente de la alta pastelería, la cocina contemporánea y la formación culinaria en España, fallecía el pasado 3 de mayo en Barcelona a los 69 años víctima de un cáncer.

Mey Hofmann, pedagoga culinaria y maestra de cocineros
Mey Hofmann, pedagoga culinaria y maestra de cocineros

La cocinera y maestra de cocineros recibía, precisamente un día antes, el Premio Especial de la Academia Catalana de Gastronomía y Nutrición, que recogió su hija Silvia.
Profesional polifacética, hija de padre alemán y madre catalana, Hofmann fue pionera en el mundo hostelero al crear, en 1983, la escuela de cocina que lleva su nombre cuando nadie apostaba por el sector, y también fue la primera en invitar a grandes chefs a enseñar sus métodos a los alumnos, así como en reintentar el postre en los restaurantes. De su escuela, que ha formado a miles de alumnos de 90 nacionalidades, han salido profesionales de la talla de los hermanos Sergio y Javier Torres.
En sus más de 30 años de profesión la chef puso en marcha, además de su escuela de cocina, un restaurante con una estrella Michelin, otros establecimientos más asequibles (Taverna Hofmann, Hofmann Bistrot y la cafetería de la terraza del teatro La Seca-Espai Brossa) y una pastelería en el barrio del Born que es referente en Barcelona y que presume de elaborar los mejores cruasanes de la ciudad. También escribió varios libros de cocina.
Tras conocerse su fallecimiento, compañeros de profesión y admiradores inundaron las redes de mensajes de pésame y recuerdo. Su funeral, celebrado el 5 de mayo en Barcelona, reunió a cerca de 500 personas, entre ellas cocineros como una desolada Carme Ruscalleda, Xavier Pellicer, Fina Puigdevall, José Monje, Nando Jubany, Ramon Freixa, Carles Gaig, Mateu Casañas, Oriol Castro o Eduard Xatruch, entre muchos otros. Todos quisieron dar su adiós a «la aristócrata de la cocina», como la calificó Juan Mari Arzak.
Su hija Silvia, junto a la mano derecha de Mey, Silvia Lafarga, coordinadora académica de la Escuela de Hostelería Hofmann, continuarán ahora con su legado, junto con los socios y profesores que forman su equipo. En su restaurante seguirán haciendo su plato favorito, la coca o tarta de sardinas, servida con un sofrito y pescado del día, y que nunca ha podido quitar de la carta.