La patronal hotelera Cehat está movilizando al sector hotelero para poner camas a disposición de los refugiados ucranianos en España, mientras el ya castigado sector turístico mira con preocupación a las consecuencias de la guerra, que va a afectar sin duda a su recuperación.
Tras el desencadenamiento del conflicto entre Rusia y Ucrania, que obliga a cientos de miles de personas a abandonar su país a causa de la guerra, la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat) está movilizando al sector hotelero para poner camas a disposición de los refugiados ucranianos en España.
Cehat ya está analizando el número de habitaciones disponibles y solicita a sus miembros «la máxima prioridad y agilidad en la gestión de este asunto», para ofrecer «una respuesta ágil, coordinada y acorde a las necesidades que se planteen en España».
La patronal hotelera, que representa a más de 16.000 establecimientos con un total de 1.800.000 plazas, ha hecho un llamamiento a todos los alojamientos turísticos nacionales a través de sus asociaciones miembro, con el fin de agilizar el ofrecimiento de estancias para los desplazados de Ucrania, «hasta que el Gobierno determine una adecuada solución para estas personas».
«Tras días de asedio, los habitantes de Ucrania están teniendo que abandonar sus casas y sus ciudades, sin contar, en un principio, con destino ni con sustento», señala Jorge Marichal, presidente de Cehat. «El sector turístico ha demostrado con creces su solidaridad en numerosas ocasiones. Europa se está organizando para acoger a los refugiados y desde el sector turístico queremos facilitar esta labor al máximo para minimizar, en la medida de lo posible, el sufrimiento de los afectados por el conflicto. Por tanto, en este momento de emergencia humanitaria y a pesar del delicado momento que atraviesa nuestro sector, la patronal no quiere quedarse al margen y hará todo lo posible para ofrecer un servicio acorde con las necesidades que vayan apareciendo».
Así mismo, Cehat se ha puesto a disposición al Gobierno de España para colaborar en la gestión del alojamiento a refugiados.
Las compañías turísticas también han empezado, a nivel individual, a aportar su granito de arena a esta crisis humanitaria. Por ejemplo, Numa Group ofrece alojamiento gratuito a los refugiados de Ucrania en sus sedes de Berlín, Düsseldorf, Frankfurt, Florencia, Milán, Barcelona, Madrid, Viena y Praga. Ilunion Hotels, por su parte, se ha unido al llamamiento de Cruz Roja para recaudar fondos para ayudar a los afectados. Los propietarios integrados en la plataforma de HomeExchange han puesto a disposición1.246 alojamientos gratuitos, de los que 184 se encuentran en España. Tambi´én Pangea The Travel Store ha lanzado una campaña de ayuda a los refugiados ucranianos con la que donará 10 euros a Acnur, la agencia de la ONU para los refugiados, por cada reserva realizada en marzo y abril.
Otra amenaza para el sector turístico
Lo cierto es que el conflicto bélico va a afectar a la recuperación turística en un momento en el que el sector se está recuperando lentamente su actividad tras la pandemia. Marichal ha reconocido que la guerra afectará sin duda a la recuperación del turismo internacional «y seguramente ya se estén viendo los efectos para las reservas de Semana Santa», ya que la inestabilidad hará replantearse muchas decisiones de viajar.
Además, la guerra va a encarecer el precio de la energía, lo que afecta de lleno a los costes operacionales de las empresas turísticas. Un alza que que las empresas deberán absorber en sus márgenes, ya mermados por el impacto de la crisis sanitaria.
El turismo extranjero se va a ver especialmente resentido, ya que los paquetes vacacionales van a ser más caros, a lo que se suma la desaparición del turismo ruso. En España, el mayor peso del turismo de origen ruso y ucraniano se concentra en Cataluña, en la Costa Dorada y Salou (Tarragona).
El presidente de los hoteleros valencianos (Hosbec), Toni Mayor, también ha mostrado su preocupación, extensiva al resto del sector: «un conflicto de estas dimensiones va a condicionar económica y socialmente a toda la población y terminará afectando de forma negativa a los flujos turísticos, tanto en una contracción de reservas como en un nuevo encarecimiento de todos los costes. La situación económica y social se puede complicar mucho, y mucho más si tenemos en cuenta que todavía no hemos salido de la crisis del Covid».
A todo ello se suma el previsible incremento del coste de ciertos alimentos: no hay que olvidar que Ucrania es el mayor productor mundial de aceite de girasol y está considerada el granero de Europa. El conflicto bélico ha desencadenado ya un incremento de precios de las materias primas, que afecta especialmente al sector ganadero, y que se suma a la situación de sequía.
El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha explicado que la guerra en Ucrania obliga a cambiar prioridades y replantear decisiones para asegurar la seguridad alimentaria en Europa. «Estamos ante una situación excepcional, que requiere de medidas excepcionales, señala el ministro, que recalca que necesario actuar con celeridad para asegurar la producción y abastecimiento alimentario en Europa. La Comisión Europea «debe activar nuevos mecanismos para facilitar la entrada de materias primas de otros países».
Luis Planas ha explicado que no se preven problemas de desabastecimiento, pero que hay que adoptar medidas en el seno comunitario para asegurar la producción y evitar rupturas en las cadenas de suministro.