/p>>Llega un nuevo concepto de lobby de hotel, con una nueva distribución de espacios, sin barreras, que facilita un trato más cercano al huésped. Es el concepto «eeasy living» que Novotel acaba de estrenar en su establecimiento Madrid Sanchinarro.

La cadena del grupo Accor vuelve a innovar optando por incorporar el estilo de vida de los clientes a una nueva reorganización de los espacios públicos del hotel: sin barreras, sin recepciones y con un trato del personal  atento y cercano.
El objetivo es que la estancia en un hotel Novotel sea una experiencia «easy living«, es decir, hacer más fácil la vida al huésped a través de experiencias únicas de bienestar, gastronomía y tecnología accesible.
El concepto de «easy living» (en homenaje a la canción de jazz del mismo nombre de Ralph Rainger y Leo Robin) con el que Novotel se identifica responde a un estilo de vida práctico, «trendy» agradable; una manera de entender el mundo sin fronteras, en contraposición con el estrés y el ajetreo del día a día.

Siguiendo esta línea de transformación, el reciente lanzamiento del Gourmet Bar, el nuevo concepto de restauración de Novotel, se convierte en una forma de vida, situado en el corazón mismo del hotel. Un establecimiento que ofrece cocina saludable, local e internacional, con productos con D.O. de primera calidad, y todo en un ambiente informal y, a la vez, acogedor y «auténtico».
Los espacios también se abren en el nuevo concepto de Novotel, rompiendo con el concepto del lobby tradicional. La multifuncionalidad juega un papel esencial en este nuevo espacio más social, un lugar único donde los clientes son los que eligen lo que quieren hacer en cada momento: tomar un café, comer y beber relajadamente, navegar por Internet en la zona de ordenadores, jugar con los niños en el área de juegos interactivos o realizar reuniones de trabajo.

También cambia el check-in, convertido ahora en un proceso digital, libre de formalidades administrativas. El objetivo es muy sencillo: aprovechar la tecnología para recibir a los clientes de forma más personalizada.
El cambio no se queda sólo en las zonas comunes del hotel y llega también a las habitaciones y en concreto, a la cama, convertida ahora en un espacio que ya no sirve sólo para dormir, sino también para desayunar, trabajar o consultar dispositivos móviles.
Un cambio de mentalidad, en definitiva, de los hoteleros, acostumbrados a trabajar espacios concretos para cada función. Y que implica, además, la formación del personal, que ha de centrarse en las relaciones con el cliente y ofrecerle un trato amable y cercano.