Raquel Lázaro lidera la transformación de este asador situado en la localidad vizcaína de Durango, cuyos propietarios deseaban actualizarlo destacando sus raíces gallegas. Un ejemplo de cómo dar nuevos aires a un restaurante familiar de cocina tradicional.

Lázaro Estudio ha transformado por completo este restaurante familiar fundado en 1989 en Durango (Vizcaya). Sus dueños han iniciado una etapa, y querían, con el nuevo interiorismo, subrayar su origen gallego, del que se sienten especialmente orgullosos, e incorporar elementos naturales y de la tierra.

Por ello, el enfoque de Lázaro Estudio para el asador Botafumeiro se ha centrado en la naturaleza para recrear una atmósfera evocadora de un bosque gallego, basándose en varias premisas fundamentales.

Una de ellas ha sido la elección de materiales sostenibles, utilizando revestimientos de pared a la cal de Studio 77 Bio, madera maciza de roble tratada al natural, azulejos rústicos de la firma italiana Marazzi y elementos de forja.

Además, se ha optado por elementos decorativos artesanos, como los paneles acústicos en la zona del comedor, elaborados por el atelier Sagarminaga, inspirados en los bosques de Galicia, fotografías bucólicas de la fotógrafa gallega Xenia García; y lámparas de cestería de Ay Iluminatte.

El mobiliario, igualmente, es 100% local: la sillería es de la marca vasca Ondarreta, y las mesas se han diseñado exclusivamente para el restaurante por Lázaro Estudio, con incrustaciones de piezas de granito negro abujardado en referencia a la textura de la fachada en la que se encuentra el local.

También ha sido clave la elección de profesionales de la zona, reforzando el concepto de producto local de Km. 0 mediante la colaboración con ebanistas, herreros y canteros de la comarca.

Todos estos elementos se entrelazan con otros de carácter más contemporáneo, como el mobiliario exterior de Adicco, la celosía de ladrillo de barro de Cerámica Mano Alzada y la forja utilizada en la señalética. La combinación resultante da forma a un concepto de interiorismo muy actual, pero que siempre tiene presente sus raíces rústicas y gallegas.

«Ha sido maravilloso llevar a cabo este proyecto», señala Raquel Lázaro. «La conexión con el cliente fue total desde el primer momento. Entendimos que querían un restaurante que subrayara su origen gallego, y nada mejor que utilizar elementos naturales y de la tierra”. El cuidado interiorismo hostelero no sólo es patrimonio de las grandes ciudades…