Ibiza Gran Hotel ha sido objeto de una profunda reforma integral a cargo de Sandra Tarruella Interioristas, y que ha abarcado desde el lobby hasta el restaurante La Gaia by Óscar Molina y el nuevo bar Musa. La intervención fusiona la tradición ibicenca con un toque cosmopolita, rescatando la esencia original del hotel.
El Ibiza Gran Hotel, un 5 estrellas Gran Lujo, combina un servicio exclusivo con un singular y atemporal toque mediterráneo. Después de trabajar en 2024 en la reforma de su Gran Suite Dalt Vila y del Open Spa, el estudio de Sandra Tarruella Interioristas ha llevado a cabo ahora la renovación del lobby del hotel, así como la del restaurante La Gaia by Óscar Molina, y firma también el diseño de su nuevo bar, Musa.
El estudio ha enfocado esta nueva fase del proyecto desde la búsqueda de las raíces de la isla, con una mezcla de varios elementos, para conseguir el equilibrio entre arquitectura tradicional y un punto cosmopolita que encaje en un edificio de clara estética urbana.

Además, han querido depurar las diferentes capas que se han ido añadiendo a lo largo de los años para mantener y rescatar algunos elementos, materiales y superficies, lo que les ha permitido mantener la esencia del hotel, pero compaginándolo con la nueva imagen que buscaba el cliente.
En un hotel de ciudad, que tiene Dalt Vila como telón de fondo, para el equipo de diseño era importante fundirse con los colores, tonalidades y materiales de este entorno.
Restaurante La Gaia by Óscar Molina
En el restaurante La Gaia by Óscar Molina, con una estrella Michelin y dos soles Repsol, la labor de Sandra Tarruella Interioristas ha sido hacer un restaurante a medida de su propuesta gastronómica de alta cocina. Así, inspirados en la arquitectura tradicional ibicenca, sencilla, elegante y luminosa, con sus muros gruesos, sus porches abovedados y sus arcos de medio punto.

«Para otorgar de mayor carácter al restaurante y arropar la cocina del chef Molina en este espacio tan extenso, pensamos que era una buena idea realizar una composición de arcos inspirados en las iglesias ibicencas, en la arquitectura popular», explica Sandra Tarruella. «Eso nos permitía, además de esconder los pilares dentro de los propios arcos, subdividir el espacio, creando subespacios y rincones especiales, pero sin renunciar a tener una visión global de lo que sucede en el restaurante, a la experiencia culinaria que, en La Gaia, conlleva un recorrido por distintos puntos dentro del espacio».
El proyecto de interiorismo ha recreado un espacio dinámico, donde los gruesos muros con grandes arcos de revoco de cal separan la sala y crean rincones con encanto que dan privacidad a las mesas. Además, predominan las formas orgánicas y los colores neutros con materiales naturales.
Siguiendo el recorrido propuesto por el chef para la degustación de su menú, en el centro del local, justo en frente de la entrada, se ha colocado una barra con formas orgánicas y con revestimiento continuo, unas formas acordes con su ubicación en la sala, donde el cliente puede degustar los primeres entrantes.

En uno de los laterales, frente a la cocina vista se sitúan dos barras, con una forma más contundente, en consonancia con los módulos de cocción, y revestidas en piedra natural, que sirven a la vez como punto dos del recorrido de los clientes, así como el pase de platos hacia las mesas.
En el lado opuesto a la cocina, uno de los arcos permite separar la zona del reservado, presidido por una gran mesa escultórica de madera, con una gran lámpara colgante y una alfombra de piezas de piedras naturales creando un patrón en el suelo. El resto de las mesas se distribuyen de forma irregular por los diferentes rincones que crean las arcadas y, entre ellas también se colocan estratégicamente algunos gueridones con formas diferentes. Como filtro para las fachadas, se ha optado por paneles de fibras naturales, presentes en toda la artesanía popular de la isla.

En conjunto, este espacio transmite una atmósfera elegante y tranquila, preparada para degustar la gran experiencia gastronómica que propone en restaurante.
Bar Musa
El nuevo bar del Ibiza Gran Hotel, Musa, es el lugar perfecto para disfrutar de una cena informal, así como tomar unas copas después. Ofrece servicio de bebidas, coctelería y su propia oferta gastronómica, y combina lo chic e informal con lo gourmet y práctico.

Para este nuevo espacio, el equipo de Sandra Tarruella Interioristas recupera una instalación artística de fotos que anteriormente estaban en la zona de acceso a La Gaia, unas fotos de gran valor del artista Tony Keeler, fotógrafo americano que residió en Ibiza en los años 70.
Tomando como base estas fotos, que son un punto de referencia histórico, se ha diseñado la estética general del bar, con bancos de formas orgánicas y una gama cromática y materiales que también hacen referencia la Ibiza de esa época; todo ello en contraste con una barra con un punto más sofisticado que le da el toque elegante y nocturno al local. El resultado es un espacio elegante y sofisticado, a la vez que distendido y acogedor.

El lobby
Tanto el restaurante La Gaia como el bar Musa están ubicados junto al lobby del hotel, y se separan de éste a través de una gran celosía metálica, que permite entrever lo que sucede dentro de los espacios, pero manteniendo la privacidad necesaria.
Esta gran celosía cubre todo un lateral de la planta baja y hace de hilo conductor en el amplio lobby, un espacio a cinco alturas que es el centro neurálgico del hotel, ya que los pasillos de todas las habitaciones tienen visión sobre éste.
En la intervención se ha pretendido ordenar el espacio, agrupando los elementos para dar tamaño y peso al centro, y desvistiendo las paredes de alrededor, como la gran pared de piedra natural, para tener una proporción más adecuada para este espacio. También se ha limpiado las grandes columnas para volver a dar verticalidad, dejándolas desnudas para darles la importancia estructural que merecen.

Los pavimentos con tonalidades claras aportan frescura y limpieza, y se ha querido crear más zonas de estar donde reunirse.
Se ha convertido el espacio interior en un jardín invernadero, muy cómodo para disfrutar y socializar; un interior con luz tamizada que es un lujoso oasis.
En la zona de la recepción y conserjería también se han utilizado revestimientos de fibras naturales, que junto con la madera de roble y las piedras naturales del pavimento aportan calidad, memoria histórica y calidez.

En el punto central del lobby, frente a la recepción, destaca una gran escultura del autor mallorquín Joan Costa. Separando este espacio de las zonas de estar se han ubicado unas instalaciones de arte vegetal de Flowers by Bornay, que aportan un punto fresco a este gran espacio.
Esta transformación también sale a recibir al cliente en el acceso principal, con una gran marquesina con el logo retroiluminado para que se vea desde el exterior.