La firma valenciana trabaja con la maquinaria más puntera en su laboratorio de calidad y controla todas las fases del proceso de producción textil: hilatura, tejeduría, tintura y acabado, corte y confección.

La calidad de los productos textiles de Resuinsa se ha convertido en seña de identidad de la empresa. La firma valenciana trabaja para ofrecer un producto de elevada calidad, diseño exclusivo y larga duración, algo clave en los establecimientos hosteleros.

«Nuestros textiles están certificados como aptos para lavados industriales, un proceso muy agresivo que acaba produciendo un desgaste extraordinario en cualquier prenda», explica el director general de Resuinsa, Félix Martí. «Este tipo de productos debe tener una gran resistencia y mantener sus cualidades a lo largo del tiempo para que su calidad no se vea mermada».

Profesionalhoreca, fábrica de Resuinsa

En su laboratorio de calidad, Resuinsa supervisa exhaustivamente cada paso, desde la entrada de la materia prima hasta la entrega del producto totalmente terminado al cliente. Así pues, se controlan todas las fases del proceso de producción: hilatura, tejeduría, tintura y acabado, corte y confección.

Es en el propio laboratorio donde se lleva a cabo el control de calidad, tanto del hilo como del tejido, a través de instrumental técnico específico.

Se trabaja con aparatos para determinar la numeración de los hilos, tales como aspes, cuadrantes y balanzas de precisión.

Asimismo, el laboratorio cuenta con la última tecnología para precisar el grado de polimerización (GDP) de las prendas, distintos fricciómetros, entre ellos el Martindale, que determina la formación o no de borrilla o pilling.

Dispone de torsiómetros para determinar la torsión, la retorsión y el potencial latente de torsión de los hilos; así como de dinamómetros para precisar la resistencia a la tracción y elasticidad de los hilos y tejidos; equipos electrónicos de regulación de masa, y aparatos que determinan la fricción de los hilos y los tejidos.

También se aplican instrumentos relacionados con la vellosidad de los hilos, un parámetro clave, pues influye directamente en el aspecto del hilo, del tejido acabado, en la nitidez y en la suavidad o en la aspereza de una prenda.

No falta una tecnología esencial como los espectrofotómetros, que perciben la diferencia de colores, algo fundamental a la hora de diseñar textiles personalizados y únicos.

Resuinsa también dispone en su laboratorio de calidad máquinas como la Tin-control, para conocer la solidez de los colores de los tejidos; lavadoras y secadoras industriales, para realizar los ensayos de lavado y secado industrial, respectivamente; aparatos de planchado y calandrado para reproducir lo que sucede en una lavandería industrial; cabinas de luces, para detectar contaminaciones y deferencias de colores, y pantallas de repasado, para localizar posibles impurezas y fallos en el tejido.

Gracias a todos estos aparatos técnicos es posible determinar desde la composición de fibras hasta la resistencia del hilo, pasando por el número de hilos por unidad de longitud, la afinidad del color, el grado de polimerización o la resistencia al rasgado, entre otras muchas acciones.

Resuinsa realiza todo este proceso en su laboratorio de calidad situado en el centro de producción de Anna (Valencia), que integra los últimos avances técnicos.

Magenta, el color del año

Este proceso permite crear textiles con colores tan vibrantes y sólidos como el magenta, nombrado color del año por Pantone, que lo define como «un tono poco convencional para una época poco convencional».

Este color cálido de la familia de los rojos está presente en las mantelerías Tokio y Olé de Resuinsa.

En la mantelería Tokio, destinada a restaurantes asiáticos, el magenta cobra todo el protagonismo sobre un intenso negro.

Profesionalhoreca, mantelería Tokio de Resuinsa

Por su parte, en la mantelería de aire español Olé el magenta luce en contraposición del blanco:

Profesionalhoreca, mantelería Olé de Resuinsa