La llegada del restaurante Tragaluz a Madrid marca un nuevo capítulo en la historia del grupo de restauración barcelonés. El nuevo local se encuentra en el barrio de Salamanca; luce la elegante estética de Eduardo Arruga, de Estudio Lucca, y cuenta con un bar interior con coctelería y un invernadero rodeado de un jardín en el exterior.
El Grupo Tragaluz ya contaba en Madrid con Bar Tomate, Bosco de Lobos y Luzi Bombón, a los que 11 años después se suma la enseña que es el origen de la casa: Tragaluz.
El grupo ha contado con Eduardo Arruga, de Estudio Lucca, para llevar a cabo este proyecto, situado en el nº 6 de la calle Gil de Santivañes, en los bajos del Hotel VP Jardín de Recoletos, en pleno barrio de Salamanca, muy cerca de la Puerta de Alcalá.
La zona del bar ha sido concebido como un espacio intimista que recuerda a una casa privada. En este espacio cálido y monocolor destacan elementos como unas enormes librerías recuperadas del siglo XVIII; un armario ropero con puertas antiguas, el enorme sofá de terciopelo y un bar donde disfrutar de un cóctel con buena música.

El bar desemboca en la sala principal, un invernadero acristalado bajo el gran tragaluz, en la que destacan la gran barra, así como su agradable jardín. En las mesas, sillas y sillones se han buscado elementos naturales, como madera o pizarra. Se trata de un espacio que durante el día está lleno de luz y de noche se convierte en un rincón más acogedor.

Diseño y gastronomía son los dos pilares fundamentales del grupo, y en Tragaluz Madrid este cuidado interiorismo es el marco perfecto para su cocina, de inspiración mediterránea con carácter italiano, muy parecida a la de su hermano barcelonés.
Así, en la carta hay platos tentadores que firma el joven chef calabrés Matteo Spinelli, como tomatitos de San Marzano con berenjena asada y pesto de pipas o lubina con puré de espárragos blancos, hoja de ostra y rabanitos. Entre las pastas destacan los maccheroncini con hinojo, kalamata, tomate semiseco, burrata y limón, o los pappardelle al ragú de rabo de vaca. La relación calidad – precio se ha cuidado especialmente.

Un grupo en expansión
La apertura de Tragaluz en Madrid marca un nuevo capítulo en la historia del grupo fundado por Rosa María Esteva y Tomás Tarruella en Barcelona en 1987 con el restaurante Mordisco. Con su compromiso con la calidad y su apuesta por los sabores mediterráneos, Tragaluz está destinado a convertirse en un destino imprescindible en la capital.
Pero esta no va a ser la única inauguración del grupo este año: en febrero está prevista la apertura de Mar i Luz, en Palma, en el museo Es Baluard, al que seguirán más adelante otro local en el puerto de Santa Cristina de Aro, y la apertura en Barcelona del restaurante Cohete. En Madrid, además, el grupo trabaja en un proyecto de cenas y copas.
La compañía ha sido pionera en una nueva manera de entender el sector en España y se mantiene como uno de los grupos de restauración de mayor prestigio por su calidad, diseño y localización única de sus locales.
En 2019 entraba en el grupo la firma de ‘private equity’ Miura Partners, que ostenta la mayoría del capital; el resto es del cofundador, Tomás Tarruella. El grupo tiene 25 restaurantes en Barcelona, Mallorca, Madrid y la Costa Brava.