Baturrones, la nueva cervecería marinera de Ovejas Negras Company en el centro de Sevilla, ofrece cocina ininterrumpida con tapas tradicionales, mariscos de lonja y cerveza en tanque. Con precios populares y sin reservas, ya se ha consolidado como un referente del tapeo en Sevilla.
Casa Baturones, en la Ronda de Capuchinos, fue un templo de la cerveza en Sevilla, que dejó huella en la memoria de la ciudad. Hoy su espíritu ha vuelto al centro de Sevilla de la mano de Ovejas Negras Company.
Baturrones es la nueva cervecería marinera que rinde homenaje al tapeo sevillano de siempre con una propuesta sabrosa, informal y un enfoque en el producto de la mano de la Pescadería La Almadraba. Ubicada bajo las populares Setas de la plaza de la Encarnación, concretamente en el número 37 de la plaza, en la emblemática esquina con José Gestoso, Baturrones ofrece pescaíto frito, marisco, montaditos y cerveza helada en formato de cocina ininterrumpida, precios populares y una amplia barra.
Este nuevo proyecto de Ovejas Negras Company se muestra como un lugar sin trampa ni cartón: buena materia prima y tapas de toda la vida, donde la cerveza se toma en tanque.
Una carta de picoteo variada
En la carta reinan los montaditos, chacinas ibéricas, aliños, pescados y mariscos. Propuestas de siempre y que gustan a todos, como la ensaladilla de gambas al ajillo o las papas aliñas; el cartucho de gambas rebozadas o el de choquitos de trasmallo, tortillitas de camarones…
Merece atención la selección de mariscos, con gambas blancas de Isla Cristina, langostinos de Sanlúcar… Pero es imprescindible asomarse a la vitrina que reponen diariamente con productos frescos que traen directamente de las lonjas como gambas rojas de Almería, carabineros de Huelva, cañaillas de Isla Cristina, camarón de Sanlúcar, percebe gallego… Todo servido por La Almadraba, la pescadería selecta que es referencia en el centro de Sevilla.
También cuenta con clásicos de abacería servidos en papelones: jamón y salchichón ibérico de bellota, , lomito y morcón ibérico, y quesos como el de Ocaña, de cabra GR Carmen o el queso trufado.
Los montaditos se hacen con pan de la panadería Praxedes traído desde Alcalá de Guadaira, como el bollito de pringá o el serranito de toda la vida. De postres, tres clásicos de toda la vida: tarta de queso, tarta de la abuela y tocino de cielo.
Una bodega que mira a Jerez
La casa cuenta con una pequeña y cuidada selección de blancos y generosos, con todos los palos del Jerez y especial protagonismo a los de crianza biológica: manzanilla y fino. Desde la clásica Manzanilla de Barbadillo, hasta la Manzanilla Pastora, sin olvidar joyas como la Manzanilla en Rama Elías. También se puede degustar Toto, el espumoso de Barbadillo. Los vinos se sirven en catavino clásico de bodega, con opción de media o botella entera jarreada al momento.
Abierto todos los días, sin reserva
Baturrones apuesta por una experiencia sin complicaciones: cocina ininterrumpida, con barra, terraza y grandes ventanales abiertos a la plaza. No se aceptan reservas, «solo ganas de comer bien, beber frío y disfrutar del ambiente», señalan desde la casa.
Con un ticket medio popular, el local está diseñado como un sitio auténtico donde volver una y otra vez a almorzar, tapear, salir del trabajo o alargar la noche con montaditos, marisco y una cerveza en tanque bien tirada.
Chocos, adobo, pavías, tortilla de camarones, gambas rebozadas… todo se prepara al momento y se sirve en barra, terraza o para llevar. Si se quiere para llevar, hay que pedir turno en barra con número, como se ha hecho siempre, para llevarse el pescaíto caliente y crujiente en su cartucho de papel.
En definitiva, un ejemplo de recuperación y actualización de conceptos hosteleros tradicionales, que no pasan de moda y con una operativa muy estudiada.
