La pandemia está impactando de lleno en la industria turística española, un sector de salarios bajos y de puestos poco cualificados, revela un estudio de Ostelea y Turijobs. La formación, la diversificación económica y la mejora de los salarios son los factores contribuirán a crear un turismo de calidad.

Profesionalhoreca, cocinero
La cocina es el subsector qué más empleo ha demandado en los primeros meses del año

¿Cuál es la situación del empleo en el sector de turismo y hostelería? El informe “Trabajo en turismo: enseñanzas para un sector post-covid19” de Ostelea y Turijobs analiza el panorama actual del empleo turístico en España, mostrando cómo, desde el punto de vista de la oferta, durante los primeros meses del año áreas de la hostelería como cocina (30,06%), sala (26,59%) y recepción (13,2%) son las que más empleo han demandado en núcleos urbanos como Barcelona (19,4%), Madrid (18,8%) y Baleares (13,7%).

Respecto a la demanda de empleo en turismo, durante los primeros meses del año se registrado solicitudes en recepción, sala y cocina. En concreto, los trabajos más demandados corresponden a recepcionista (6,5%), recepcionista para spa (2,5%) y camarero (2,4%). En todos los casos se trata de posiciones con baja cualificación que invitan a reflexionar sobre aspectos formativos de los profesionales, como que el 46,82% de los candidatos tienen estudios superiores (Turijobs) o que el 63,53% cuenta con estudios secundarios, mientras que el 29,64% dispone de estudios superiores o universitarios (INE).

Menores salarios

De nuevo Madrid (30,9%), Barcelona (19,6%) e islas Baleares (6,1%) encabezan el ranking estatal durante los dos primeros meses del año. Según Turijobs, el salario medio bruto anual para la industria turística y hotelera en 2019 fue de 19.593 euros brutos, mientras que el salario medio nacional, teniendo en cuenta la totalidad de sectores productivos, era de 23.646 euros brutos. Si se comparan estas cifras con el resto de las actividades productivas el resultado es un 17,4% menos de remuneración para los profesionales del sector turístico (únicamente el puesto de jefe de recepción supera ese salario medio bruto).

De estos datos se puede concluir que, a medida que aumenta la formación del trabajador y su nivel de responsabilidad o experiencia, también lo hace la cuantía del salario. Por ello, un empleado tipo medio tiene un salario de 18.215 euros brutos/año y los mandos intermedios y ejecutivos rondan los 23.469 a 32.315 euros brutos/año.

Además, las posiciones en las que se demandan estudios universitarios, concretamente licenciatura, diplomatura o grado universitario, el salario medio bruto ronda los 23.094 euros brutos/año y puede llegar a alcanzar los 31.678 euros brutos/año en el área de dirección.

Diversificación y nuevos retos

España es un país con una fuerte dependencia del turismo y la hostelería. Esta relación multiplica por cuatro la de aquellos países donde el porcentaje del PIB vinculado al turismo rara vez supera el 3%, y ha llevado a un gran sufrimiento a miles de trabajadores y empresas durante la pandemia.

Además, revela el informe de Ostelea, el turismo es un sector de salarios bajos y de puestos poco cualificados, y esto incide directamente en su escasa capacidad como mecanismo de redistribución de rentas. Poco más del 18% del valor añadido de la industria turística se dedica a los salarios (esta cuantía supera el 50% en el resto de la economía), mientras que más del 80% del valor añadido acaba en manos de las retribuciones del capital.

El informe concluye que cualquier alternativa post-Covid19 ha de pasar por una búsqueda de un mayor equilibrio entre los diferentes sectores productivos y, sobre todo, por una mejora de los salarios de los trabajadores, sobre todo, en aquellos territorios con mayor dependencia del turismo.

Mientras todo esto ocurre es necesario tomar medidas relacionadas con la formación profesional (cualitativas y cuantitativas), el mayor grado de organización sindical, la limitación de las externalizaciones o acometer un plan de inversiones que promueva la diversificación económica y la formación de los trabajadores de los territorios más afectados. “Solo así conseguiremos una economía más sana y un turismo de calidad”, concluye el informe, elaborado por José A. Mansilla, docente en la escuela turística Ostelea e investigador en Iditur, Centro de Investigación, Divulgación e Innovación Turística.