¿Cuáles son los retos y tendencias de la hotelería y restauración en 2021? Hay que invertir en innovación, digitalización y gestión, señala un estudio de Ostelea. En este nuevo camino es importante sacar el máximo provecho de las ayudas financieras, aunque sean pequeñas, para ofrecer un mejor servicio y producto.

Mesa de un restaurante

Son datos del estudio “Hotelería, restauración y Covid-19: viejos retos, nuevas soluciones” realizado por José Mansilla, docente e investigador de la escuela Ostelea Tourism Management School.

Entre los retos y desafíos que el sector turístico, y principalmente la parte vinculada a la hotelería y la restauración, tiene todavía pendientes, está la necesidad de descentralizar su oferta, de evitar el ‘overtourism», la masificación turística tan típica de los años anteriores a la pandemia, sobre todo en ciudades como Barcelona, Berlín o Ámsterdam. Para ello, los expertos apuntan a la posibilidad de crear otros recursos y alicientes, de renovarse y actualizarse, de forma que los turistas no solo se dispersen por el territorio, sino que también no olviden volver en próximas ocasiones.

En lo relativo a la gestión de los establecimientos el estudio señala que hay que invertir en innovación, digitalización y gestión. Esta inversión debe tener, además, capacidad de generar una cultura de la digitalización, con el objetivo de no sólo mejorar significativamente el control sobre el propio negocio y de esta manera ser más eficientes, sino también gestionar un crecimiento de forma ordenada. Hay que apostar, además, por la especialización, es decir, dejar de ser establecimientos y destinos generalistas para centrarse en aquellos que sean de particular interés: turismo familiar, deportivo, cultural, gastronómico, etc.

Y aquí destacan las nuevas tendencias del Food & Beverage: el uso de productos de proximidad, la alimentación sana, las especificidades de los alérgicos, el uso de la gastronomía como elemento de fidelización en el área hotelera, la diferenciación dentro de los propios restaurantes, la apuesta por el diseño, la imagen y la profesionalización, y la formación de los propios trabajadores de este tipo de establecimientos.

En un escenario en el que habrá menos actores y más concentrados, es preciso diversificar la oferta y centrarse, quizás en un principio, menos en los destinos urbanos y más en los territorios

Paralelamente, y en línea con la separación de procesos y la optimización, surgen oportunidades relacionadas con la capacidad en la restauración, la separación de la atención al cliente en espacios como el local o el delivery, aprovechando las cocinas externas y el desarrollo tecnológico. En un escenario en el que habrá menos actores y más concentrados, es preciso diversificar la oferta y centrarse, quizás en un principio, menos en los destinos urbanos y más en los territorios. Además, las empresas deben interiorizar que no sólo se deben a los turistas, sino también a los trabajadores. Por ello, es preciso mejorar la relación, conocimiento y atención profesional, en las compañías de pequeño y mediano tamaño.

En este nuevo camino de la cultura de la digitalización es importante sacar el máximo provecho de las ayudas financieras (11.000 millones de euros presupuestados por el Gobierno para el sector de la hotelería, el turismo y el comercio o el fondo de apoyo a las pymesS y autónomos de hasta 7.000 millones gestionados por las comunidades Autónomas, por ejemplo, sin contar los ICOS y el fondo Cofides). De hecho, aunque sean mínimas, estas inyecciones de liquidez deben orientase para ofrecer mejor servicio y producto. “Es muy posible que parte del sector turístico esté esperando volver a la situación pre-pandémica, pero también es cierto que la sociedad no será la misma, así como el propio sector tampoco lo será”, explica José Mansilla.